28 de octubre de 2010

La desilusión de un telespectador o los Juanjos.

                  ¡Qué pena más grande! Con lo bien que estaba encaminado el tema de las series históricas, los biopics o las miniseries que de vez en cuando sacaba alguna cadena de televisión. Pero, ¿adónde hemos llegado?
                 Expongo la situación, lunes, horario de prime time, gran expectativa del nuevo biopic sobre la historia de amor de los Príncipes de Asturias (en Telecinco) y la miniserie histórica Hispania (de Antena 3) Pues, como imagináis y yo me proponía como consumidor acérrimo de la caja tonta made in Spain, iba a pasar una noche entretenida. Pero os adelanto el final: a los 20 minutos estaba leyendo Historia de una escalera en mi habitación.
                Como dijo Jack el Destripador: vamos por partes. Y a rasgos generales:
Felipe y Leticia. Por circunstancias ajenas a mí, tuve que tragarme los primeros 15 ó 20 de la serie de casa Basille. Sensación general (emulando a Arturo González-Campos): un verdadero truño. Un reparto (quitando a los protagonistas) extraño. Y cuando ví Juanjo Puigcorbé, del que tanto se especula estos días, me pregunté ¿quién tendría la brillante idea de decirle que no tenia que interpretar al Rey, sino imitarlo cual Carlos Latre?, es más ¿quien tuvo la brillante idea de vestirlo con ese chándal gris? ¿Era Juan Carlos I o Vicente el de La que se avecina? Sin comentarios…
Gracias a esta serie pude saber dos cosas que no sabía: que la reina es francesa y no griega como algún iluso puede creer. Y que el hotel Reconquista tiene una discoteca donde van los periodistas e invitados de los Premios Príncipe y no sólo eso, si no que el propio Felipe se echa unos bailinos. En fin…
Es llamativo que para el alarde de monarquismo y pelotería absurda (que ni las miles de personas que trabajamos el viernes pasado en Oviedo para los Premios) nos enseñen a un Príncipe idólotra que se ruboriza y enfada cuando una chica le dice algo que no le gusta o si le levanta un poco la voz, sólo me falto escuchar aquel: Que le corten la cabeza.
Por fin consigo ver Hispania. Y esperando encontrarme una buena producción, realista (pero no del mismo modo que la otra) y con grandes interpretaciones; acabo con el mando en la mano dándole al off y preguntándome ¿existe una cosa que se llama rigor histórico o me habré imaginado yo? Por que los señores guionistas esperan que los españoles, con el nivel que tenemos, nos creamos que en la época de Viriato existía un sentimiento patriota o simplemente que existiera el término Hispania y nadie sepa que nos lo impusieron los romanos y además significa tierra de conejos. Pero por desgracia es así; y será el trabajo de tantos y tantos profesores de instituto de borrar esas ideas del chaval/a que vio Hispania y se maravilló ante la tremenda interpretación de Juan José (con la) Ballesta. ¡Lusitanos!, Viriato y su pueblo eran lusitanos –Por que nosotros, los hispanos… ¿pero que me estas contando?... es que ni españoles eran…
Y otro tema es el porqué en los libros de historia se le da más importancia o el porqué se le hace una serie, a un pueblo traidor, a un pueblo que no es hoy español. Cuando en este país existió la mayor resistencia (sólo comparable a la de las islas británicas) que los romanos pudieron encontrar y encontraron. Es más, el propio emperador César Augusto se tuvo que desplazar para callarnos la boca, vencernos y poder dormir tranquilos, porque y no es por nacionalismos n chauvinismos, pero si existió algo parecido a la aldea de Astérix y Obélix, no fueron los lusitanos o los iberos precisamente.  

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