30 de abril de 2011

Dicen que la vida pasa.

Dicen que la vida pasa.
Y que mientras lo dices ya fue.
Dicen que la vida pasa.
El tren ya se va y no va a volver.
Todo pasa y todo queda, dijo el poeta.
Aquel que van a llorar a Colliure.
Todo en la vida es farsa, todo es fantasía.
Todo es pasajero, todo agua de lavar.

Miradas, momentos, un decir que sí.
Aromas, recuerdos, del día que fui
alguien en el mundo que sonreía.
Del día al fin que yo fui tan feliz.

Vivo al día y sin proyectos.
Sólo se que quiero contar.
Sólo se que quiero tirar p’alante.
Y cuando me vaya mal, mirar atrás.
 La vida son dos días.
Dicen los sabios de este país.
Aprovecha ahora que eres joven.
Me recuerdas tanto a mí.

Miradas, momentos, un decir que sí.
Aromas, recuerdos, del día que fui
alguien en el mundo que sonreía.
Del día que fui, al fin tan feliz.

Sí dentro de un año me preguntaran
por qué me dio por sobrevivir.
Yo esbozaré tranquilo una sonrisa
y contestaré por verte a ti.
 El futuro es lo que me mueve.
El saber que tú estarás ahí.
Cada mañana me levanto
porque en la esperanza te tengo a ti.

Miradas, momentos, un decir que sí.
Aromas, recuerdos, del día que fui
alguien en el mundo que sonreía.
Del día que al fin yo fui tan feliz.

Miradas, momentos, un decir que sí.
Aromas, recuerdos, del día que fui
alguien en el mundo que no te conocía.
Pero ese día me acordé de ti.

26 de abril de 2011

ROMA (0) Il Professore

PRÓLOGO
Roma, que es capital de Italia, una de las más importantes ciudades de la Cristiandad y, en su día, capital del mundo conocido, es hoy uno de los destinos turísticos más elegidos por gente de todo el mundo. Aunque nosotros no éramos turistas propiamente, más bien peregrinos.
                Roma es infinita, tiene un mundo por enseñar. Y estando una semana no ves casi nada. Pero para aprovecharla al máximo es imprescindiblemente necesaria la persona idónea que te lo sepa enseñar. En nuestro grupo había varios historiadores, filósofos, profesores, incluso un historiador del arte y entre ellos un personaje que yo sólo conocía de una conferencia anterior. Él, lógicamente, ignoraba mi existencia. Este personaje, que acabó siendo el mejor de los guías, es conocido por muchos nombres. Yo me quedo con dos: el gran insultador e Il Professore. Por supuesto y cómo habréis leído en el título, me inclinaré por el segundo. No os diré su nombre, pero si alguno se lo encuentra por los pasillos de la Facultad ovetense de Derecho que le de recuerdos de mi parte.
                El gran insultador se lo puse por su pasión por el insulto mordaz y sutil, a la vez que cariñoso, que arroja sobre su interlocutor nada más que existe un mínimo de confianza. Pero el de Il Professore se lo debemos a Francesco. Así se llama un hombrecillo calvo con voz más bien aguda que alterna el coro del Vaticano con su labor de regentar  dos metros cuadrados de corbatería en la romana Via del Tritone. A mí me recibió jugando al póker por internet al mismo tiempo que veía en directo los oficios del Viernes Santo desde San Pietro.
                Dejamos a Francesco en Tritone, sin dejar de instaros a que paséis por la corbatería Barberini  siempre que estéis en la ciudad eterna. Por supuesto que  Il Professore no es un lego en el conocimiento del arte romano. Aunque bien, sí estoy seguro que mi profesor de Arte, que nos acompañaba, le puede superar en características técnicas y metódicas. Pero aunque sólo sea por el roce, veinticuatro años repitiendo, nadie enseña mejor la Roma en Semana Santa que Il Professore. O, al menos, su Roma con esa claridad, ironía y magnanimidad.
                Pues así, guiados por su voz grave, convergiendo paralelamente, oyendo las carcajadas de Valentín, los gritos de Pablo, Willy llamándole la atención, escuchando música facha con Xatín, Víctor o cualquiera de Burgos, despertandote con la imagen de Andrés con el collarín en la cabeza, discutiendo con Pablín el de Palencia, riendo las chorradas de Juanín, conspirando con Calilo, conducidos por Fernando, de birras en el Museo Napoleónico con Nacho, viendo embotellaos con Martich, Jotas o cualquiera, repasando historia con Paco y Antonio, sacando fotos con Toni, o jugando al Ye macho con Javi os invito a acompañarme por las estrechas calles de mis, todavía frescos, recuerdos de Roma para que podáis entender porqué volví así del mejor viaje de mi vida.