10 de octubre de 2010

Propiedad intelectual: ¿quién roba a quién?

El otro día, escuche en una discoteca la última y conocidísima canción de David Guetta Sexy Bitcht y me convencí de que quería tenerla en el Ipod para poder volver a disfrutar de ella en cualquier otro momento. No era, por supuesto, la primera canción que me descargaba, ni iba a ser la última. Pero, posiblemente provocada por todos los debates que se tienen últimamente sobre este tema, me entro una profunda duda: ¿estoy robando?
No quiero beneficiarme económicamente de la obra de Guetta, ni siquiera  la tendré más de unos meses en mi reproductor. Pero ¿estoy haciendo algo ilegal? Los contrarios a programas como E-Mule, Ares, Bear Share, P2P, etc. describen esta acción como un robo a la propiedad intelectual del autor, del editor, del montador, del diseñador de la portada del álbum, del que hace la grabación final en el CD, del presidente de la discográfica y si mi apuras hasta de la respetable señora que por las mañanas limpia el estudio de grabación. O sea que yo, que solo quería escuchar una canción que anteayer oí en Tribeca, estoy quitando de comer a los hijos de toda esa gente, solo con un clic del ratón.
El shock que esto me provoca, se atenúa parcialmente cuando leo que el jefe de estos señores, que no están de acuerdo con las descargas, va a cobrar una jubilación de más de 24.500 € al mes.
Cierto es, que este tema me interesa muchísimo desde hace tiempo y que no era la primera vez que me lo preguntaba. Estos mismos que llaman robar a lo que judicialmente esta estipulado como compartir archivos informáticos se dedican a recaudar cantidades ingentes de dinero, con una habilidad mayor que el Sheriff de Robbin Hood, pero ya hablare de ellos unos párrafos mas adelante.
Yo creo que este tipo descargas no dañan a nadie, porque de ellas no se obtiene lucro económico (a excepción, por supuesto de la pagina plataforma de descarga del programa). Y en el momento que me entere de que por bajarme una canción, o cualquier otro archivo, está ganado dinero alguien aparte de mi compañía de ADSL, mi opinión cambiara bastante. Aunque no del todo, por varios motivos que ya saldrán. Sólo intercambio canciones o películas con otra gente que también lo hace conmigo en otra parte del mundo. Pero esto gira rotundamente cuando no se trata de compartir sino de piratear.
Claro esta que descargar y piratear es distinto, aunque haya gente que piense lo contrario. El segundo es un negocio y un delito. No se puede comparar lo que yo hago con lo que hacen las mafias que existen en las ciudades de este país que se dedican a usar los archivos que yo y otras personas colgamos para forrarse. Lo hacen grabando CDs y luego vendiéndolos por las calles esclavizando a unas pobres personas que llegaron aquí buscando salir de la más mísera pobreza. Pero eso es otro tema y no me quiero alargar más todavía.
Una cosa que no dejan muy clara es la siguiente. Dicen que los beneficios no son los mismos, que pierden dinero. Suben el precio de los discos en las tiendas, suben los precios de los conciertos, de las entradas de cine, de los DVDs, etc. y aun así ¿lo siguen perdiendo? Vale, estoy de acuerdo con que no cobran igual, pero no están precisamente “muertos de hambre”, ni Alejandro Sanz, ni Shakira, ni Paulina Rubio tuvieron que vender sus enormes y lujosísimas mansiones en el barrio más caro de Miami Beach, ni ellos ni sus productores.
Y mientras tanto, una asociación privada, se dedica a recaudar impuestos de todos aquellos lugares donde los pueda sacar. Me refiero, por supuesto, a nuestra querida Sociedad General de Autores y Editores. En teoría, debe de recaudar el valor de los derechos de las obras de sus socios, pero no todos los autores y editores del mundo son socios de una sociedad de este tipo. Detalle que olvidan fácilmente, ya que cobran todo tipo de uso musical sea o no de su jurisprudencia y lo hacen en todas partes y doble o triplemente: a las emisoras de radio, a las televisiones (a las que tienen que pagar los anuncios que tu ves o escuchas), a los bares por ponerlas, a las discotecas, ¡a las peluquerías!, ¡a los taxistas!, si te descuidas te cobran por cantar en la ducha. Así luego, sus directivos, mantienen ese altísimo nivel de vida y esas altísimas pensiones.
Esta empresa, como he dicho antes es privada, pero gracias a ciertas colaboraciones y no quiero meterme en política, tienen el total apoyo del Estado. Y esto, les ayuda a, no sólo imponer medidas de cobro por comprar CDs y DVDs vírgenes o reproductores Mp3 ó 4 ó 5 (aunque el señor Ramoncín, se arrepienta ahora), sino hasta el punto de que sea elegida Ministra de Cultura una señora que en su labor de directora de cine y de la Academia del mismo, se haya conocido su defensa de estas cuestiones y su vinculación a este tipo de asociaciones. Y tengan la libertad de sacar leyes antidemocráticas para cerrar paginas  webs a gusto propio, tapadas bajo nombres que para nada tienen que ver, como el de Economía Sostenible. Y dije que no me quería meter en política, en fin…
Como reflexión final opino que los artistas, pieza clave del sostenimiento de la vida y la humanidad, deben de intentar ir detrás y acompañar a la sociedad en sus cambios y nunca, como hacen ahora, intentar luchar contra ellos intentando una tiranía. Va en contra de su espíritu. Deberían adaptarse al tiempo que marcan las personas de a pie y cambiar con ellas. Si el disco ya no se vende igual, ¿porqué no probar con internet? Y si internet me quita el negocio ¿Por qué no invertir más en los directos, las proyecciones en los cines, etc. que son la base de estas actividades?

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