Cuando a un árbol le comienzan a caer las hojas se va
quedando desnudo, frágil y sin protección. Varios pueden ser los factores que
aceleren la pérdida de follaje de un árbol de hoja caduca: una sacudida del
tronco; un temblor de tierra o, principalmente, el viento.
Las
cosas suceden de la misma forma cuando nuestro árbol se llama sociedad, el
tronco es la democracia y las hojas son los medios de comunicación. Cada hoja a
su manera: unas son más pequeñas, otras más grandes, unas miran al sur, otras
al norte, este u oeste y unas están más altas que las otras. Pero todas y cada
una protegen al tronco y, sobretodo, le sirven para respirar.
Cuando
una crisis periodística, ideológica, ética y de valores sopla a cientos de
kilómetros por hora, hasta del árbol más fuerte se desprenden hojas. Más aún si
el cuadro climatológico se acentúa con una sequía económica que deja secas las
raíces y desnutre las ramas de financiación privadas y públicas.
Las
hojas se van desprendiendo poco a poco: primero pequeñas radios y periódicos
locales. Más tarde, EREs y cierres de diarios y televisiones, también, a nivel
nacional. Otras, quizás más fuertes, siguen seguras y fuertes, aún con pequeñas
pérdidas de savia. Otras cuelgan de ramas cada vez más delgadas y frágiles
sabiendo que en cualquier momento pueden acompañar a sus cientos de miles de
compañeras. Las que se quedan son más fuertes. Sí. Pero tienen que afrontar las
labores que hacían las otras.
No son capaces.
El tronco se va quedando, poco a
poco, más desnudo, frágil y seco. La savia se acumula en grandes grumos
ideológicos que, irónicamente, cada vez se extreman más. El árbol se tambalea.
Lo más seguro es que pase este
invierno y siga ahí aunque seco, sin vida y, quizás, falto de alguna rama. Pero
la incertidumbre existe. Algunos de los árboles vecinos han empezado a perder
ramas y amenazan con caerse. Pero en todos, sigue y seguirá habiendo hojas,
aunque cada vez más amarillas y secas.
Los árboles, por sus troncos, están enfermos.
Al contemplar su jardín, el
jardinero desolado piensa que quizás podía haber abonado mejor.