25 de octubre de 2011

La fiesta mundial de la gaita asturiana.

CRÓNICA GAITERA DE LOS PREMIOS PRÍNCIPE DE ASTURIAS 2011 (I)


Leonard Cohen se quita el sombrero ante los gaiteros asturianos.

            Así tituló el diario El Mundo la semana pasada y así se recibió en todo el planeta. Año tras año, las gaitas asturianas vuelven a sonar en el mundo entero. Por que los Premios Príncipe de Asturias se ven de muchas maneras, tienen distintos aromas y texturas diversas, pero lo que está claro es que suenan a gaitas.

            Y lo que suena a gaita, suena a Asturies. Es todo un uno. Los Premios no los entrega el Príncipe, ni los entrega la Fundación, los entregan todos los asturianos y asturianas, independientemente del nivel monárquico del tema. Eso da igual. Uviéu es la capital cultural del mundo, todos los ojos se ponen sobre la capital del Paraíso Natural y sus ciudadanos lo saben.

            Los ovetenses sienten estos premios como suyos y así lo expresan. En cada ceremonia, la calle Pelayo y la plaza de La Escandalera, anexas al Teatro Campoamor, se llenan de gente que también quiere asistir al acto cultural más importante del calendario español. Aunque carezcan de entradas, son un invitado más.
             
             Manuel de la Fuente escribía en el ABC del sábado 22 de octubre: Gaitas por aquí, gaitas por allá (el poderío, la braveza y la magia de este pueblo vive en ellas, igual que en su ancestral memoria). Ése fue, entre otros halagos a la ciudadanía asturiana y ovetense, un resumen precioso de lo que significa el instrumento celta por antonomasia para el pueblo astur.
            
             Un gaitero vive este acontecimiento de una manera doblemente especial. Además del sentimiento único de unirse a la gaita para hacerla sonar y de ser un asturiano más que vive sus premios, el instrumentista tradicional asturiano (incluyendo percusionistas, acordeonistas...) sabe que ésa es la mayor plataforma de exportación de su música al mundo entero.

             Este año fueron unos Premios raros, hacía años que no había premiados tan poco conocidos y eso se notó en la calle Uría (que, además de principal vía de la ciudad, es una de las que conecta el hotel con el teatro), donde excepto las bandas de gaitas y grupos folclóricos, apenas había un alma.

            Pero no sólo es durante la ceremonia cuando se escucha la música tradicional. Durante toda la semana distintas agrupaciones guardan las puertas del Hotel de la Reconquista a la espera de premiados e invitados.

             Éste es el caso de Avante Cuideiru (junto con Naranco, banda decana de Asturies) que desde primera hora de la mañana del viernes se aposta a las puertas del hotel, como cada año. Con su habitual Danza Queimada empieza el recital. Eran las diez y la mañana y, acompañados, en este caso, por la Banda Gaites de Cangues d'Onís y Reina del Truébanu de Navia, los gaiteros pixuetos deleitaban a periodistas y curiosos.

             Cuatro horas de concierto y recibimiento de coches tintados en el que se pudieron escuchar Chalaneru, Corri corri, l'Estrecheiru, Pericote, Cuando fui a Covadonga o Mocina dame besín. Poniendo el toque musical a las llegadas de, entre otros, Rodrigo Rato, Tita Cervera, Juan Váquez, Vicente Gotor, Francisco Álvarez-Cascos (tímidamente aplaudido), Miguel Induráin (masivamente aplaudido), periodistas, aristócratas, gente con dinero, gente que lo aparentaba, etc...

              Con la llegada de la Reina y su recibimiento por los representantes de las instituciones presentes: los Presidentes del Gobiernu del Principáu, de la Xunta Xeneral Fernando Goñi, de la Fundación Matías Rodríguez Inciarte y el nuevo Delegado del Gobierno Francisco González Zapico; llegaba el descanso y la comida.
 
               Avante Cuideiru y Reina del Truébano lo hicieron en un chigre de la calle Campoamor, que sería lo más cerca que estarían de algo con ese nombre esa tarde.

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Entre roncones y corbatas, crónica de los Premios Príncipe 2010. 31 de octubre de 2010

20 de octubre de 2011

La invitación de un "Príncipe de Asturias"

No voy a comentar nada sobre la muerte de Gadafi ni sobre el fin de ETA, pero voy a hablar de actualidad. No voy a escribir sobre Andalucía, ni sobre los gitanos, ni sobre la Guerra Civil, pero voy a hablar de Federico García Lorca. No voy ha pensar en rimas, ni en pareados o sonetos, pensare mas bien en música, voy a hablar de poesía. No voy a sentenciar sobre el judaísmo, ni siquiera sobre cine,  pero voy a hablar de un Cohen.

            Año tras año sigo los Premios Príncipe de Asturias con más con menos cercanía. Muchas veces implicado en la ambientación musical y cultural. Y recientemente, los últimos años con Avante Cuideiru siendo testigo, y casi protagonista, cada año, de primera mano del acontecimiento cultural más importante de Uviéu y de toda España.


            Reconozco que este año estuve tentado en perdérmelos. Pero una noticia, como suele ser habitual, me hizo cambiar de opinión. El diario El Mundo titulaba en la home de su edición web, Leonard Cohen se quita el sombrero ante los gaiteros asturianos.

            Quizá un titular demasiado pretencioso. Pero no había sido un periódico, ni mucho menos, asturiano. Me hizo pensar. Una de las cosas por las que quiero ser periodista, y así se lo escribí a Concha Edo en mi primera clase de Teoría y Práctica del Periodismo, es porque me encanta estar en el centro de la noticia (estar, no ser), conocer de primera mano y mostrarlo así a quien quiera escucharme o leerme.

            De momento, sólo me leéis vosotros (os tuteo porque ya sois como de la familia). ¡Y vaya un sólo! Soy de los blogueros con menos lectores más orgulloso de sus seguidores. Y no os iba a privar de la crónica de los Premios Príncipe de este año. La visión de un gaitero. La única, o de las pocas primicias que podéis encontrar en este blog. Siendo la de la útima edición de las diez entradas más leídas, un año más tarde.

            Vosotros y Leonard Cohen me habéis convencido. Y aquí estoy, peleándome con el portátil y las fuerzas cinéticas de cada una de las curvas de la carretera que cruza los montes que separan el paraíso de la realidad. Es muy complicado escribir en un Automóviles Luarca S.A:

            Quiero esforzarme en este artículo con lo poco que se del Premio Príncipe de Asturias de las Letras de este año. No es que el resto no me interesen, pero Cohen fue el que me llamó a su llegada al Reconquista. Quiero esforzarme para que en pocas líneas comprendáis los sentimientos que me mueven a volver a casa.
            Si su conocimiento sobre España se centraba en su pasión desmedida por la obra de Federico García Lorca y el flamenco, sin duda el autor del tan versionado Hallelujah, enriquecerá ese sentimiento, como tantos premiados antes, con su visita a Asturies. No espero que se enamore de ella como Woddy Allen, pero la estancia en esta tierra marca un antes y un después en la vida y carrera de tantos artistas, humanistas y comunicadores.

             A las nueve y media de esta mañana corría por los pasillos de la madrileña estación de metro de la Avenida de América y de pronto se me puso la piel de gallina. Un hombre de esos que se ganan la vida con una guitarra, un amplificador, un micro, su voz y la caridad de la gente cantaba I'm your man. Sabía que hacía bien en venir, era la segunda señal, no podía ser casualidad.

            Voy a confesarme una vez más. No sé de música. O no se tanto como me gustaría saber. Prácticamente nunca había escuchado a Leonard Cohen. Cierta versión de alguna de sus canciones y poco más. Así que decidí a conocer a quien me había llamado y me puse una canción suya en Internet. Desde el primer acorde de aquel tema me dí cuenta que la música de aquel que había llamado a su hija como el Poeta en Nueva York me había gustado desde siempre.

              Escribo estas última líneas entrando en mi casa. Uviéu la capital mundial de la cultura, el arte, la ciencia, el deporte, la concordia, etc. Donde se entregan los Premios Príncipe de Asturias, unos premios que entregan los periodistas. Que son los profesionales más universales. O así debería de ser.

              Mañana a las diez estaré con mi gaita en la puerta del hotel Reconquista un año más. Y esta vez puedo decir, que en cierta manera, invitado por un premiado.

16 de octubre de 2011

¡DONY, NO ESTÁS EN TU ELEMENTO!

Unas líneas sobre EL GRAN LEBOWSKY



Es conocido ese tipo de películas con la que tus amigos te insisten e insisten hasta que la ves. Pero no son tan numerosas aquellas que, después de este proceder, te motivan de tal forma que eres tú el que comienza a insistir con ella creándose así una cadena hasta que por fin todo tu entorno ve esa magnifica película que, en este caso es, El Gran Lebowski.

            Bien es verdad que los hermanos Coen, no son unos legos y desconocidos aficionados a las películas ni son recordados, precisamente, por sus mediocres filmes. Pero es que El Gran Lewoski (desde ahora EGL) es su mejor trabajo. Y no me quedo ahí, EGL es (según muchos autores) la primera gran película de culto del cine contemporáneo o del siglo XXI, aunque estrenada en 1998.

            EGL carece de argumento racional y estructura sólida. Se trata de un conjunto de escenas costumbristas norteamericanas desde el punto de vista del pasotismo. Y es que EGL cuenta una maravillosa historia: qué le pasó al Nota después de que se mearan en su alfombra. El Nota es uno de esos personajes que quedarán para la historia del cine.

            Jeff Bridges es quien encarna al tipo mas vago de Los Ángeles y muy posiblemente del mundo entero. Para El Nota (Noti, Notarino o Su Notísima) una aventura al modo de un autentico thriller de suspense se puede convertir en un autentico aburrimiento. No por nada estamos hablando de un hombre que paga un brick de leche con un cheque por la pereza que da ir al banco a sacar dinero.

El Nota es un héroe. Un héroe que se pasa la vida en una bolera y bebiendo rusos blancos. Y como todo héroe tiene un compañero, El Nota tiene a Walter. Sé de muchos que pensáis que Walter merece un artículo aparte. ¿Un artículo? ¡Un libro entero! El papel del gran John Goodman (gran no sólo es por su maestría actuando) es algo único en este mundo.

Hay estudios que aseguran que se puede convertir en uno de los hombres más influyentes de las últimas décadas. Fuera de bromas, la ironía y la mordaz crítica que los Cohen ejercen a través de este personaje hacen de Walter uno de los papeles más interesantes y, por otro lado, mejor interpretados de la carrera de Goodman.

No quería dejar de citar a Philip Saymour Hofman. Un actor camaleónico y genial, poco valorado en la industria hollywodiense. Aquí interpreta al subordinado y, en cierta manera, amanerado secretario del otro Jeffrey Lebowsky, el magnate cornudo. En algunas fuentes lo comparan con el personaje de The Simpson, Smithers. Un insulto al gran papel de Hofman.

Mención especial también para otros dos habituales de la pareja de directores más laureada de la historia. Steve Buscemi como Dony y John Turturro en el papel de Jesús. Si el pobre Dony nunca estuvo en su elemento, Buscemi lo estaba y de manera magistral. El eterno secundario (excepto en casos puntuales como su exitosa serie Boardwalk Empire) sabe calcar el papel del apocado y triste compañero de equipo de bolos y único amigo de Walter y el Nota.

Posiblemente la escena más famosa de la cinta es la que tiene como protagonista a Jesús Quintana. Como fondo musical la versión de Hotel California de los Gipsy Kings. Y un magnifico John Turturro interpretando a un chicano creído y estirado con un truculento pasado de escándalos sexuales.

Hotel California es sólo una de las pequeñas joyas escogidas para la banda sonora del film. Si algo me entusiasma especialmente de las películas de Ethan y Joel Cohen es su selección musical. En este caso, como en el resto de sus cintas, corre a cargo del compositor newyorkino Carter Burwell. My condition de Kenny Rogers o The man in me del Premio Príncipe de Asturias de las Artes, Bob Dylan, son algunas de las piezas magistralmente seleccionadas para las escenas centrales del film.

Un resumen perfecto, científicamente hablando, de la película sería el término fuck en cada una de sus formas y conjugaciones. Esta expresión, en castellano joder y traducida en el doblaje como cojones, se dice hasta en 241 ocasiones. Lo que equivale a 2,5 veces por minuto. Llegando a enlazar dos o tres en la misma frase.

Cuando una persona ve por primera vez EGL, se pregunta desde el minuto uno el sentido de la película. Eso guarda una conexión directa con la intención de la cinta. Pienso que EGL está escrita para, precisamente, no ser entendida en un primer visionado. Hay que esperar a una segunda vez para localizar los detalles más importantes de la misma.

Por eso, os invito a ver a este políticamente incorrecto filme lleno de tacos, elementos soeces y escenas aparentemente absurdas. Pero que constituye un ejercicio filosófico sobre el sentido de la vida y otras preguntas eternas. No es necesario que la veáis 7 ú 8 veces como yo, pero con una os quedaréis como estábais.

                    Os pongo esos deberes. Próximamente profundizaremos en el tema.


9 de octubre de 2011

JMJ 2. CIBELES (I)

Sobre la hora del Ángelus del jueves me llegó un mensaje al Iphone (para algunos autores, Sifón), el Papa había llegado a Barajas. Me había bajado unos días antes la aplicación de la JMJ y la red social de la misma.
    No sé que tendría pero la presencia del Papa se notaba. Caminábamos por el Paseo del Prado, dejando el recorrido en Metro y la angustiada búsqueda del acceso atrás. Era el momento, nos tocaba currar. Y curramos de lo lindo.
    Significativamente nuestro trabajo también tenía que ver con lo mío. Nuestra labor era velar por la hidratación de los profesionales de la comunicación acreditados. Es decir, forrar cajas de cartón con precinto, llenarlas de botellas de agua frías y atravesar la plaza de Cibeles hasta la Puerta de Alcalá para llevarlas a las distintas tribunas de prensa donde se apostaban reporteros y otros invitados especiales.
    Eso de invitados especiales es una forma de llamar a la habilidad de Rubens, mi amigo y antiguo profesor de Historia del Arte, de meterse en todos los tinglados. Esta vez su acreditación era legítima, no como la que malamente se fabricó con el ordenador, una plastidificadora y mucha imaginación, para colarse gratis en los museos de la ciudad de Roma.
    Si hoy paseas por Madrid, el ambiente no es el mismo, como no es el mismo en nuestros corazones. La rutina se apodera de cada uno y así con todo el engranaje de la sociedad. Pero todavía es posible ver, si te fijas bien, las brasas, los rescoldos del fuego encendido de aquella fiesta.
    El trabajo era cansado. A Hespy y a Fran les tocó ir a por la comida, operación cuyo resultado fue positivo y gratificante aunque alguno en un principio lo rechazase. La mayoría esperaron pues en el cuarto de las neveras no cabía mucha gente.
    En la pequeña cabina, o más bien caseta de obra destinada a albergar los refrijeradores y un despacho de control y que se encontraba en la esquina de Cibeles con el Prado, al lado del Palacio de las Telecomunicaciones, hoy Ayuntamiento de Madrid, Jaime y yo nos peleábamos con las cajas.
    La verdad es que el material no era muy bueno y el calor apretaba. Lo positivo del asunto es que teníamos miles de botellines de agua a nuestra disposición. Una vez forradas y cargadas, todo el grupo llevó las pesadas cajas a las tribunas de prensa de la plaza de Cibeles. Allí tendríamos nuestro primer encuentro con Paco, guarda de seguridad, madrileño y residente en Parla. Pero entonces no lo conocíamos, todo vendría en Cuatro Vientos.
    Una vez trasportado el segundo cargamento, esta vez a las gradas de la Puerta de Alcalá (miralá), nos sentamos en las escaleras del Palacio, junto a los grandes buzones de correos. Bocatas y cocacolas, de absoluta novedad.
    Poco a poco la gente iba llenando las plazas y  sus alrededores. Como diría más tarde el Pulpo, una aunténtica cruz de marea humana ocupaba Alcalá (la calle y la Puerta) y los Paseos de Recoletos y el Prado. Y en su corazón, Cibeles...
    Soy consciente de que esa frase cabe notablemente a la interpretación madridista, pero os aseguro que esa no es mi intención.
    Fuimos testigos directos de la llegada de la Cruz y de los ensayos y actuaciones de los distintos grupos que, como ganadores del concurso Madrid me EnCanta, tocaron en el escenario de la plaza de Cibeles. La plaza de Cibeles botó y coreó a uno por encima de los demás, todos recordaremos a las monjinas de La Orden y Mandato de San Miguel, que con sus hábitos de la selección asturiana y con su Síguele comenzaron a hacer vibrar a aquella multitud. Tantísimos grupos que soñarían con un público así.
    Y es que la Cruz ya estaba repleta. Haciendo una media de las distintas cifras de asistencia publicadas yo diría que rondábamos el millón de personas. Cada uno con su camiseta, su sombrero y su bandera.
    Pues si algo se veía en toda aquella marabunta de felicidad eran banderas. Las fotos pueden atestiguar el colorido y la variedad de aquella plaza salpicada por entera de enseñas de los distintos países que allí hacían presencia.
    Además, previo a la llegada del Papa, la organización preparó un desfile con las enseñas  de los distintos estados presentes. Ese era el momento, esa era la señal. Los adalides se colocarían en la zona reservada delante del escenario, donde nos encontrábamos nosotros. Y el escuadrón Cachopo avanzaría veloz hacia el backstage.
    Hasta ahí todo normal. Pero en ese momento, y para desesperación de medio pelotón, llega el que estaba por encima de Willy y nos dice que al escenario no se puede salir con polo, hay que hacerse con una camiseta de peregrino.
    Algunos, quizás intuyendo una cosa así, llevábamos las nuestras en la mochilina (polémica mochilina). Pero el resto comenzó la odisea de hacer que alguno de los jóvenes que se abalanzaban contra las vallas se la cambiara.
    Una vez superado este escollo, en algún caso misión imposible, volvió aquel mando. No recuerdo su nombre, sólo se que estuvo a punto de morir asesinado en manos de un voluntario altamente nervioso. Pues su orden era abortar la anterior. Todos en el escenario de verde pistacho.
    Vuelta atrás. ¿Me duelves el polo? Es que nos han mandado lo contrario, gracias (y en algun caso hasta perdona). Despues del intercambio de sudores, olores corporales, incluso algún tipo de mancha culinaria, estábamos preparados para lo que sería un momento clave de nuestra historia que contaremos (en algunos casos ya contamos) al mundo entero. Cuando el Papa nos pasó a menos de dos metros.

2 de octubre de 2011

La gran noticia del 2 de octubre de 2011

Se acumulan los papelinos de caramelos. La azafata retira una servilleta sucia. Muevo un poco las piernas, una recostada sobre el apéndice del sillón, la otra se apoya en la funda de la gaita. El Autocares Luarca S.A. recorre el desierto castellano camino de la Villa y Corte.
        Después de El Mundo, El País y La Nueva España, dos diarios de Madrid y uno de Oviedo, el tiempo me sobraba, el ABC estaba ocupado. Hacía mucho tiempo que no abría un ejemplar de El Comercio, esta vez no me arrepentí. Recordaba que Ramón Durán, il Professore, escribía los domingos su columna. Fui a Opinión directamente. La urgente renovación política marcaba su firma dominical.
        Joaquín Sabina, M-Clan y Los Berrones atravesaban los auriculares y se estrellaban en mis tímpanos. Volví a la primera, los mismos temas, distintos matices. Gijón, Carreño y Villaviciosa centraban los locales. Apenas leo los titulares, me voy al cuadernillo central, Vivir Domingo se llama en el diario de la villa de Jovellanos.
        Estudio Periodismo y estoy harto de ver portadas, imágenes rompedoras, titulares llamativos, frontales que pretenden llamar la atención. Y como es habitual, no lo consiguen. Pero este caso es distinto.
        Hoy en día se habla mucho del concepto familia. Se le colocan apellidos, tradicional, moderna, modelo... En esa portada salía una familia, con hijos nacidos de otros, algunos de la edad de los padres... ¿Y que más da?, No es una familia modelo, o quizás si. De lo que estoy seguro es que tradicional no lo es.
        El periodista Antonio Armero nos enseñaba lo que el amor puede lograr. De una manera tierna, respetuosa y cariñosa, los lectores pudimos conocer una familia en la que la enfermedad, los problemas y el dolor están al orden del día, pero donde el patrón fundamental es la felicidad.
        En mi crónica emocional de la JMJ hablaba de lo inmensamente feliz que me sentí sufriendo por los demás, trabajando durísimo para dar mi pequeña aportación a que aquello fuera lo que fue, la fiesta de la juventud más importante de la historia.
        Lo mío no fue nada. El verdadero monumento a la entrega y al amor por los demás es esta pareja de Cáceres, que allá en el año 1993 decidió crear una familia con gente que la necesitaba. Son personas con problemas mentales que además tuvieron la nefasta suerte de nacer en familias desestructuradas donde la agresión, el insulto o el abuso eran los entrantes de cada comida, si la había.
        Como redactaba Armero, éso nunca lo olvidarán, pero sí pueden dejar de pensar en ello. Con una escasa paga de la Junta de Extremadura, Chema y María José dan a siete de estos maltratados por la vida alojamiento, comida, medicamento y, lo más importante, una familia.
        No sé si existen los superpoderes, pero los superhéroes sí, por supuesto. Las heroicidades de cada día son éstas. Para mí esta pareja que vive con sus nueve hijos, dos de ellos naturales, en una unifamiliar de Cáceres, son héroes, personas que de verdad dan su vida por los demás.
        Es la primera vez que leo a Antonio Armero, pero le agradezco profundamente lo que acaba de hacer. Sin duda esta semana la empiezo con muchísima más fuerza porque he recordado que quiero ser periodista para contar buenas noticias, como ésta.

 Alsa Uviéu-Madrid, 2 de octubre de 2011