CRÍTICA de Hansel y Gretel: cazadores de brujas
Un cuento,
violentamente espectacular.
Nueva entrega, de acción y
emoción, de la moda de versiones de cuantos clásicos. Sigue la línea de
violencia, sangre e intestinos de Zombis
Nazis, la película anterior del director noruego Tommy Wirkola.
Visualmente impactante. Podemos
decir que ha nacido para el 3D. Sin él perdería notablemente su espectacularidad.
Aunque abusa mucho del recurso de dar la sensación de que se están arrojando
objetos al público. Que en una medida correcta es muy emocionante, pero en este
caso, el exceso la perjudica. El diseño artístico y la recreación del ambiente histórico
y de cuento son muy acertados. Pero
entran en el error de intentar insertar tecnología bélica en una época y
entorno no adecuados. Últimamente falta un recurso para llevar estás historias
a la acción de batalla trepidante sin meter a calzador armas muy poco creíbles.
Usa también la herramienta del
susto violento con el cambio de toma o el giro de cámara. Y a eso acompaña un
terrorífico maquillaje que deforma la cara de las brujas recreando podredumbre
que nos trae a la cabeza los rostros de los zombis del anterior trabajo de
Wirkola. Tras esas armas poco creíbles y maquillajes terroríficos encontramos
unas interpretaciones bastante correctas, pero que ni mejoran ni empeoran la
cinta. Es interesante que Wirkola elija para los papeles principales actores
poco conocidos y para los secundarios, actores escandinavos o daneses
desconocidos para el público de Hollywood.
Quizás no necesite una gran
interpretación pues aunque la ligación entre las escenas de sangre y sesos
tiene mucho más peso que en Zombis Nazis, no es una gran historia. Es una
versión distinta del cuento pero en la línea de los últimos remakes. El guión,
coescrito por el director escandinavo, tiene una estructura poco original
basada en la sucesión de batallas violentas y de sustos. Y, aún viniendo de una
obra literaria con mucha moraleja, como son todos estos cuentos, vemos una
película vacía de mensaje más que el de Quemar
a una bruja es la mejor manera de acabar con ella.
Además de los efectos especiales,
la música es de lo más destacable de la película. Una más que correcta mezcla
de rock para las escenas de acción y batallas y de instrumentos sinfónicos para
la ambientación medieval o postmedieval y fantástica.
El aroma general que desprende la
película se enfrenta con el género del que toma la idea. Hansel y Gretel: cazadores de brujas es una película de acción pero
no deja de ser un cuento. Todas esas ideas de la magia negra, o de la magia
blanca, la ternura de una trol que cuida de Gretel… nos dan esa sensación de
que estamos viendo, una especie de segunda parte del cuento clásico de Hansel y
Gretel. Pero la violencia desmedida, la sobreabundancia de sangre y vísceras y
otros elementos poco infantiles, devuelven al espectador a su madurez. Pues
esta película, no es un cuento para niños.
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