24 de agosto de 2013

Diario de un becario de la televisión pública asturiana (III): Cuideiru Rules

Ya no queda nada. Algo de pena me invade cada día que marcho de Cabueñes. Algo de tristeza que se mezcla con el agobio que tengo habitualmente estos últimos días. Me queda algún tema pendiente. Otros ya fueron saliendo como mi encuentro con Jesús Fernández, que os lo conté en la última entrega..
          Mientras escribo escucho la versión del "Chalaneru" de Chus Pedro con Tejedor (hoy fue el descenso folklórico del Nalón), estoy melancólico. Precisamente la semana que me queda en TPA es la que me queda en Asturies. Tengo "puxos" aún sin haberme ido. Pero vamos a lo que vamos.
          No me gustan los toros. Tampoco soy contrario a ellos. No soy anti, pero tampoco pro. Hace unas semanas se me ocurrió contar cómo se prepara una corrida. La tauromaquia no es una afición asturiana, pero tiene cierto público, sobretodo en Xixón, donde se celebra la única feria y donde se mantiene la única plaza abierta en Asturies. Gracias a mi amigo Jaime Baizán me puse en contacto con Alfredo, jefe de personal de "El Bibio" (así se llama el coso gijonés) que también lo es del estadio "El Molinón". Pude conocer con Javi García, el cámara del que algunas veces os hablé, algunas de las tareas que se llevan a cabo, como la del enchiqueramiento. Me llamaron varias cosas la atención, una fue escuchar las voces de enchiquerar en amestáu y otra fue la cantidad de personas que trabajan en la plaza durante la semana grande gijonesa: 146 más los reservas, que son en torno a 30. Todos con su polo rojo. Mucha gente joven, la inmensa mayoría estudiantes, que aprovechan para sacarse un dinerín extra.
          Son una cifra parecida a los trabajadores del Ayuntamiento de Cudillero, una cifra no libre de polémica, como todo lo que engloba a ese Consistorio. Esta semana me tocó vivir desde la redacción los últimos capítulos del culebrón político municipal más importante de toda España en este momento. Ya van cinco alcaldes, que en realidad son cuatro porque el nuevo es el viejo. Nunca imaginé que Cuideiru volvería a ser noticia a nivel nacional por tema político. Toda la vida tuve la política pixueta como un algo sin novedades, algo con poco movimiento donde siempre estaban los mismos, o el mismo. Quizá ese era el problema. Mucho poder nunca es bueno y durante mucho tiempo tampoco.
          La población pixueta ahora se divide entre los que quieren ser alcalde y no pueden, los que no quieren y los que ya lo fueron... y el resto son parrochas o palometas roxas. El humor es la única forma de tomarlo porque si me paro a pensarlo sólo me pude infundir tristeza. Poco fui esté verano por allí, lo echo de menos y aunque esta semana lo tuve muy presente, no fue como quisiera. Cuideru siempre me sonó a olas, a gaviotas, a gaitas y a algún amigo preguntando "¿Qué dicis?¿Hay novedá?". El viernes Cuideiru sonaba a gritos, a insultos, a ira y a odio. Parece que los pixuetos son todos enemigos. ¡Hasta para el Premio Príncipe de Asturias al Pueblo Ejemplar se presentan por separado!.
          Una compañera, Laura, cree que tiene algo que ver con su pasado vikingo. No está desencaminada. Aquellos piratas rubios y pelirrojos fueron listos para buscar allí refugio. "La villa sin gobierno" se asienta como puede en un codo de la costa occidental asturiana que es brava y juguetona al tiempo, como los propios pixuetos. Es irónico que el nuevo-viejo alcalde de la villa marinero-turística luzca un pendiente en una oreja. También que le cueste posar con el bastón de mando cuando no deja de aferrarse a él. A fin de cuentas el alcalde de Cuideiru se elige y se deja de elegir en el PSOE local, en Oviedo en la sede de la FSA y en los Juzgados y en el madrileño y universitario barrio de Moncloa, todos sitios honorables. Pero ninguno el que debe de ser: Cuideiru.
         Es un pueblo distinto, siempre lo fue. Vive mirando a la mar y enamorado de ella. Eso es lo que tiene, una locura de amor. Las dos caras de ese paraíso de marineros, caízos, aldeanos y vaqueiros.
         Nada hay nuevo bajo el sol. Ya lo canta Nuberu, que acaba de volver sin haber dejado de irse:
"Siempre tamos dividíos,
cada un mira pal so sitiu.
Pa facer Asturies grande
vamos trabayar unios".

Buanis nuachis.

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