Ya no queda nada. Algo de pena me invade cada día que marcho de Cabueñes. Algo de tristeza que se mezcla con el agobio que tengo habitualmente estos últimos días. Me queda algún tema pendiente. Otros ya fueron saliendo como mi encuentro con Jesús Fernández, que os lo conté en la última entrega..
Mientras escribo escucho la versión del "Chalaneru" de Chus Pedro con Tejedor (hoy fue el descenso folklórico del Nalón), estoy melancólico. Precisamente la semana que me queda en TPA es la que me queda en Asturies. Tengo "puxos" aún sin haberme ido. Pero vamos a lo que vamos.
No me gustan los toros. Tampoco soy contrario a ellos. No soy anti, pero tampoco pro. Hace unas semanas se me ocurrió contar cómo se prepara una corrida. La tauromaquia no es una afición asturiana, pero tiene cierto público, sobretodo en Xixón, donde se celebra la única feria y donde se mantiene la única plaza abierta en Asturies. Gracias a mi amigo Jaime Baizán me puse en contacto con Alfredo, jefe de personal de "El Bibio" (así se llama el coso gijonés) que también lo es del estadio "El Molinón". Pude conocer con Javi García, el cámara del que algunas veces os hablé, algunas de las tareas que se llevan a cabo, como la del enchiqueramiento. Me llamaron varias cosas la atención, una fue escuchar las voces de enchiquerar en amestáu y otra fue la cantidad de personas que trabajan en la plaza durante la semana grande gijonesa: 146 más los reservas, que son en torno a 30. Todos con su polo rojo. Mucha gente joven, la inmensa mayoría estudiantes, que aprovechan para sacarse un dinerín extra.
Son una cifra parecida a los trabajadores del Ayuntamiento de Cudillero, una cifra no libre de polémica, como todo lo que engloba a ese Consistorio. Esta semana me tocó vivir desde la redacción los últimos capítulos del culebrón político municipal más importante de toda España en este momento. Ya van cinco alcaldes, que en realidad son cuatro porque el nuevo es el viejo. Nunca imaginé que Cuideiru volvería a ser noticia a nivel nacional por tema político. Toda la vida tuve la política pixueta como un algo sin novedades, algo con poco movimiento donde siempre estaban los mismos, o el mismo. Quizá ese era el problema. Mucho poder nunca es bueno y durante mucho tiempo tampoco.
La población pixueta ahora se divide entre los que quieren ser alcalde y no pueden, los que no quieren y los que ya lo fueron... y el resto son parrochas o palometas roxas. El humor es la única forma de tomarlo porque si me paro a pensarlo sólo me pude infundir tristeza. Poco fui esté verano por allí, lo echo de menos y aunque esta semana lo tuve muy presente, no fue como quisiera. Cuideru siempre me sonó a olas, a gaviotas, a gaitas y a algún amigo preguntando "¿Qué dicis?¿Hay novedá?". El viernes Cuideiru sonaba a gritos, a insultos, a ira y a odio. Parece que los pixuetos son todos enemigos. ¡Hasta para el Premio Príncipe de Asturias al Pueblo Ejemplar se presentan por separado!.
Una compañera, Laura, cree que tiene algo que ver con su pasado vikingo. No está desencaminada. Aquellos piratas rubios y pelirrojos fueron listos para buscar allí refugio. "La villa sin gobierno" se asienta como puede en un codo de la costa occidental asturiana que es brava y juguetona al tiempo, como los propios pixuetos. Es irónico que el nuevo-viejo alcalde de la villa marinero-turística luzca un pendiente en una oreja. También que le cueste posar con el bastón de mando cuando no deja de aferrarse a él. A fin de cuentas el alcalde de Cuideiru se elige y se deja de elegir en el PSOE local, en Oviedo en la sede de la FSA y en los Juzgados y en el madrileño y universitario barrio de Moncloa, todos sitios honorables. Pero ninguno el que debe de ser: Cuideiru.
Es un pueblo distinto, siempre lo fue. Vive mirando a la mar y enamorado de ella. Eso es lo que tiene, una locura de amor. Las dos caras de ese paraíso de marineros, caízos, aldeanos y vaqueiros.
Nada hay nuevo bajo el sol. Ya lo canta Nuberu, que acaba de volver sin haber dejado de irse:
"Siempre tamos dividíos,
cada un mira pal so sitiu.
Pa facer Asturies grande
vamos trabayar unios".
Buanis nuachis.
24 de agosto de 2013
Diario de un becario de la televisión pública asturiana (III): Cuideiru Rules
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8 de agosto de 2013
Diario de un becario de la televisión pública asturiana (II): MacCrimmon
Tarde del jueves 8 de julio, tarde tranquila y serena. Vuelvo a este turno. Los practicantes alternamos los turnos. Después de un finde intenso pero sin mucha chicha me meto de lleno en temas propios. Es importante proponer cosas, no dejarse llevar por las notas de prensa y las convocatorias, que por supuesto hay que cubrir, y moverse. Aunque sea becario. Me sigue sin gustar ese palabro.
Ayer en Aller, tuve la oportunidad de charlar con el gaitero Jesús Fernández en una casa que tiene encima de Cabañaquinta. Quizá esos aires y estar tan cerca del cielo le inspiren para ganar tres trofeos Remis Ovalle y, la semana pasada, el prestigioso MacCrimmon. El antiguo MacCallan es algo más que prestigioso, es legendario. Y Jesús se metió en esa lista tan importante que empezó Xuacu Amieva allá por 1986. Tuve el trofeo en mis manos, una gaita plateada con flecos de hilo blanco, y más allá de su peso tuve una sensación muy grande de orgullo. El año pasado mi amigo Javier Menéndez, avilesino y gaitero de Avante Cuideiru quedó segundo y se quedó a las puertas, también hubiera estado genial que se lo llevase él.
No os cuento mucho más porque el reportaje está aún por emitirse. Lo subí a grabar con Javi García, uno de los mejores cámaras de esta tele (todos son grandes) y nos quedaron unos planos guapísimos con ese paisaje de fondo. Nos costó llegar y nos costó volver, pero mereció la pena.
Jesús acababa de llegar del Festival Intercéltico de Lorient donde ya había competido cinco veces y volvía contento, orgulloso de ser el primero que ganaba un año de Asturies. Está de acuerdo conmigo en que se nos reconoce mucho más fuera de España que en el interior. El primer ejemplo son nuestros vecinos, a los que algunos consideran hermanos. Está claro que el veto para la entrada de Asturies en Naciones Celtas pesa, pero la importancia de nuestra tierra en el panorama celta internacional es tan grande como las demás. Lisardo Lombardía, como cabeza institucional de esta presencia asturiana, dirige la cita cumbre del mundo celta que en este, nuestro año, tiene una delegación de casi 250 asturianos y que no deja de crecer.
Sigo soñando con ir y cubrirlo. En esta casa ese honor lo tiene Dani Gayoso que nos manda cada día y por partida doble las crónicas de un Festival, que en palabras de Xosé Antón Ambas, "ye la carta de presentación más importante d'Asturies n'Europa". Yo digo más, para mí es con Fernando Alonso (y este cada vez menos) la más importante del mundo. Porque Asturies es gaita y Asturies es tambor pero Asturies es mucho más.
Ayer en Aller, tuve la oportunidad de charlar con el gaitero Jesús Fernández en una casa que tiene encima de Cabañaquinta. Quizá esos aires y estar tan cerca del cielo le inspiren para ganar tres trofeos Remis Ovalle y, la semana pasada, el prestigioso MacCrimmon. El antiguo MacCallan es algo más que prestigioso, es legendario. Y Jesús se metió en esa lista tan importante que empezó Xuacu Amieva allá por 1986. Tuve el trofeo en mis manos, una gaita plateada con flecos de hilo blanco, y más allá de su peso tuve una sensación muy grande de orgullo. El año pasado mi amigo Javier Menéndez, avilesino y gaitero de Avante Cuideiru quedó segundo y se quedó a las puertas, también hubiera estado genial que se lo llevase él.
No os cuento mucho más porque el reportaje está aún por emitirse. Lo subí a grabar con Javi García, uno de los mejores cámaras de esta tele (todos son grandes) y nos quedaron unos planos guapísimos con ese paisaje de fondo. Nos costó llegar y nos costó volver, pero mereció la pena.
Jesús acababa de llegar del Festival Intercéltico de Lorient donde ya había competido cinco veces y volvía contento, orgulloso de ser el primero que ganaba un año de Asturies. Está de acuerdo conmigo en que se nos reconoce mucho más fuera de España que en el interior. El primer ejemplo son nuestros vecinos, a los que algunos consideran hermanos. Está claro que el veto para la entrada de Asturies en Naciones Celtas pesa, pero la importancia de nuestra tierra en el panorama celta internacional es tan grande como las demás. Lisardo Lombardía, como cabeza institucional de esta presencia asturiana, dirige la cita cumbre del mundo celta que en este, nuestro año, tiene una delegación de casi 250 asturianos y que no deja de crecer.
Sigo soñando con ir y cubrirlo. En esta casa ese honor lo tiene Dani Gayoso que nos manda cada día y por partida doble las crónicas de un Festival, que en palabras de Xosé Antón Ambas, "ye la carta de presentación más importante d'Asturies n'Europa". Yo digo más, para mí es con Fernando Alonso (y este cada vez menos) la más importante del mundo. Porque Asturies es gaita y Asturies es tambor pero Asturies es mucho más.
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